En el número anterior empezamos una serie de relatos que nos enviaba FERNANDO FUENTES acerca de una historia de piratas que se desarrollaba en el interior de un ordenador, este mes: la segunda parte.....


"La Llave"

Archivak era un individuo extraño: pálido y estirado, con mucha palabrería; alguien a quien nadie terminaba de entender en Placa Tortuga. Llegó hasta allí no se sabía muy bien como, y allí seguía.

Entre los marinokas varados en aquel lugar, tenía fama de loco. Hablaba de lugares fabulosos, donde la información era preciosa y brillante; llena de destellos y adornos incomprensibles. Según él, cualquiera que tuviese acceso a aquel fantástico tesoro, controlaría Disdur o, cuando menos, una parte de él. No se alimentaba del primer dato que pillaba; hacía una suerte de selección entre los que morían en las playas de Placa Tortuga. A veces pasaba encendidos enteros sin probar bocado; eso sí, cuando lo hacía, organizaba una especie de extraña ceremonia alrededor del más nímio de éstos. Lo situaba en un lugar predeterminado en función de su aspecto y de su densidad. Esperaba lo que a otros les parecía una eternidad. Explicaba que, antes de deglutirlo, eran necesarias unas condiciones especiales de fuerza hertziana y actividad, en los techos donde los marinokas que no se revelaban, tenía una vida fácil. Cuando esas condiciones se producían engullía, con un voraz comedimiento, aquella insignificancia que cualquier otro habría desechado. A pesar de ello se mantenía robusto en su escualidez, y era capaz de convencer de la realidad de sus fantasías a cualquiera que quisiera oirle. A Kof le pareció interesante que se conocieran dos locos.

Archivak permaneció distante mientras Kon le era presentado. Sólo tomó interés por él cuando le dijo que quería salir de Placa Tortuga. Cuando le habló de la muerte del capitán Biteko y del nuevo mando del capitán Configuración al frente de la nave Programa...

.- ¿Ese mal nacido está al cargo de la nave insignia? -Preguntó con una irascibilidad comedida.

Cuando Kon le confirmó el hecho y le contó las causas por las que había sido pasado por la tabla, Archivak dijo:

.- ¡Creo que ha llegado el momento de desenmascarar a ése traidor!

.- ¿A qué te refieres? - preguntó Kon entre sorprendido y expectante.

.- ¡El no sabe que permanezco con vida! ¡Trató de desfenestrarme desde una de las ventanas de las torres gemelas de Disdur cuando le confesé que conocía su secreto!

.- ¿Cómo te salvaste? - pregunto Kof, siempre intrigado por las historias que contaba Archivak.

.- Eso no te interesa. Lo único importante es que yo puedo, si me ayudais, salir de Placa Tortuga.

Kon miró a Kof. Este se encogió de hombros y dijo:

.- Siempre y cuando me prometáis que en la empresa no peligra mi pequeña dosis de información, estoy dispuesto a seguiros.

.- ¿Qué hemos de hacer? -preguntó Kon a Archivak.

.- Lo primero es conseguir un grupo de marinokas que no tengan miedo a las represalias. Lo segundo amontonar suficiente cantidad de información no digerible, en buen estado, como para construir una pequeña nave. Lo tercero, y más importante, estar dispuestos a conquistar Disdur y liberar a su verdadero dueño.

Se cruzaron tres miradas. Se cruzaron tres gestos. Se conjuraron tres vidas en busca de la liberación.