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Játiva,
la villa de las mil fuentes
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La fundación de Játiva (Xàtiva) se atribuye a los iberos, quienes la llamaron Sait y construyeron un castillo que, cuando llegó a la península Ibérica el cartaginés Aníbal, era uno de los más famosos del territorio. Pese a su reputación de fortaleza inexpugnable, el castillo cayó en manos de los cartagineses en el siglo III antes de Cristo y después lo conquistaron los romanos, al mando de Escipión. Además de restaurar la antigua fortaleza, los romanos levantaron otra nueva en un cerro situado frente a la anterior. Los dos castillos fueron reforzados con muros y torres por los árabes y sus dependencias se reconstruyeron y ampliaron después de la conquista cristiana, protagonizada por Jaime I el 22 de mayo de 1244. Este rey concedió a la villa el privilegio de organizar la feria que todavía se celebra a mediados de agosto con gran animación.
Los dos castillos, llamados hoy Menor y Mayor, conservan de su larga trayectoria las murallas árabes con sus torres y algunos elementos góticos, como la capilla de la Reina María y la sala del Duque de Calabria. Los dos edificios tienen un acceso común, a través de un patio de armas convertido en jardín, y su visita requiere el esfuerzo de una penosa subida recompensada al final con hermosas panorámicas.
Los distintos pueblos que dominaron Játiva no sólo dejaron en la villa una impronta militar sino también económica. Los iberos, por ejemplo, acuñaron moneda, los romanos crearon una manufactura de lino y, gracias a los árabes, la localidad contó con la primera fábrica de papel de Europa. Ya bajo el dominio cristiano, Játiva fue la segunda ciudad del reino de Valencia y vio nacer a dos miembros de la familia Borgia que llegaron a papas: Calixto III y Alejandro VI, cuya sencilla casa natal del siglo XVI todavía sigue en pie. En la época de esplendor que representaron los siglos XVI-XVII se construyeron la mayoría de los palacios del casco antiguo, situado bajo los castillos y catalogado como conjunto histórico-artístico.
Las numerosas iglesias y conventos se suceden ordenadamente en el tiempo y van desde el templo románico de Sant Felip (siglo XIII), hasta la colegiata renacentista (siglo XVI), pasando por la iglesia gótica de Sant Francesc, el antiguo convento de Sant Domènec y el real monasterio de Santa Clara (siglo XIV), este último fundado por la viuda del almirante Roger de Llúria.
La suerte de Játiva cambió a comienzos del siglo XVIII, después de tomar partido por el archiduque Carlos en la guerra de Sucesión española. En 1707, Felipe V mandó incendiar el castillo y la ciudad. La villa no olvida este triste episodio y por eso mantiene el retrato de Felipe V cabeza abajo en su Museo de Bellas Artes. |
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Vista de Játiva desde las murallas del castillo
Fuentes
Existen en Játiva numerosas fuentes dignas de admiración. La más antigua es la de la Trinidad, de estilo gótico. Las de Sant Francesc y Aldomar se construyeron en el siglo XVIII y la llamada de los Veinticinco Caños es neoclásica.
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