9.
Valderas,
mercado de Castilla
Los historiadores romanos han dejado constancia de la existencia desde el siglo VII a.C. de una ciudad celta, capital de los vacceos, que es el primer asentamiento conocido en lo que hoy es Valderas. El emperador Augusto pasó por allí en su campaña para someter a cántabros y astures, y también lo hicieron, ya en la época imperial, los comerciantes que transportaban sus mercancías por la vía romana que enlazaba Zaragoza con Astorga.
Los visigodos convirtieron la romana Brigecum en un enclave defensivo contra los suevos de Galicia y los cántabros del norte, y se dice que una dama de Valderas ocultó en su casa las armas que sirvieron a don Pelayo para luchar contras los musulmanes. El nombre de Valderas lo dio a la villa la reina Urraca de León. Durante su reinado se construyeron el castillo, del que quedan algunos restos, y las murallas, de las que siguen en pie dos puertas. Sobre una torre de las murallas se levantó más tarde la iglesia de Santa María del Azogue, que alberga un bello retablo mayor.
El episodio histórico más apasionante se vivió durante la guerra civil que enfrentó al rey Pedro I el Cruel con los Trastámara. La villa fue asediada primero por el monarca y más tarde por el duque de Lancaster y, cuando los vecinos se vieron ya incapaces de resistir, la abandonaron después de quemar todos los víveres. Este lance épico figura en el escudo de la población, que vivió su momento de mayor esplendor durante los siglos XVI y XVII, cuando fue uno de los mercados más importantes de Castilla. De ello da testimonio el conjunto histórico-artístico del casco antiguo, situado sobre un promontorio a orillas del río Cea. En su laberinto de calles, casi todos los edificios revisten interés, como el palacio de los marqueses de Janillo, con su amplio patio, o la iglesia de San Juan, con cúpula plateresca y altar mayor barroco. Conviene fijarse también en que la villa está construida sobre bodegas, donde se produce un reputado vino local. Este caldo puede acompañar muy bien una comida típica consistente en cazuela de bacalao al ajoarriero, pan de Valderas y queso de oveja.
Las calles del casco antiguo pasan, a lo largo del año, de la algarabía propia de los carnavales a la solemnidad y el recogimiento de la Semana Santa o a la diversión que acompaña las verbenas, los pasacalles y las competiciones deportivas de las fiestas patronales (8 de septiembre).
 
Antiguo seminario de Valderas

Además...

En Valderas debe visitarse también la iglesia del Socorro, donde se puede admirar un hermoso retablo barroco y un Museo con tallas de Gregorio Fernández, y el antiguo seminario, un edificio del siglo XVIII que sigue el estilo herreriano.