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1997-02-13
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321 lines
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Boletín de El Libro de Arena
Título: Frederik POHL - EL MUNDO AL FINAL DEL TIEMPO
Autor: Miquel Barcelo
Fecha: 3 de mayo de 1992
----------------------------------------------------------------------------
Contenido: Este es el conjunto de los textos de con-
traportada, presentación y notas sobre el
autor que corresponde a esta novela de POHL
que se publicará en España hacia el mes de
octubre (NOVA ciencia ficción, número 49).
UNA PRIMICIA PARA EL LIBRO DE ARENA.
CONTRAPORTADA
=============
El veterano maestro Frederik Pohl nos describe el
discurrir paralelo de dos formas de vida inteligente en la
galaxia: los seres humanos y una entidad de plasma que vive
en el seno de las estrellas. La peripecia vital de los pro-
tagonistas, regida por la simple y pura supervivencia, se
extiende a lo largo y ancho del universo y del tiempo. Vik-
tor, el protagonista humano, acompañará involuntariamente a
Wan-To, la entidad de energía que mora en las estrellas, en
su deambular cronológico hasta el final de los tiempos, y
presenciará las muchas formas que el futuro reserva a la so-
ciedad humana. Una novela de gran ambición temática que ri-
valiza a la vez con las míticas Hacedor de Estrellas de Sta-
pledon y La máquina del tiempo de Wells.
Y también una emotiva historia narrada con la habi-
lidad y el dominio característico del Pohl que, como autor y
editor, revolucionó la ciencia ficción en los años cincuenta
y, como autor de gran fama, ha obtenido, desde su reapari-
ción con Hombre plus y Pórtico en los años setenta, hasta
cinco premios Hugo, dos Nebula, dos premios internacionales
John W. Campbell, el premio Apollo francés, el Edward E.
Smith, y el Premio del Libro Americano.
"El libro más ambicioso de Pohl desde la Saga de los Heeche"
- LOCUS
PRESENTACION
============
Frederik Pohl es uno de los maestros indiscutibles
de la ciencia ficción, género al que ha dedicado toda su
vida tanto en su actividad de autor como en su faceta de
agente literario y editor. En los primeros años, su obra
como escritor y editor representa una referencia obligada
para el nacimiento de una ciencia ficción crítica con
inspiración sociológica, de la que «Mercaderes del espacio»
(1953) es una obra emblemática. Más tarde, tras un largo
período como editor, Pohl volvió a sorprender en los años
setenta cuando volvió a su actividad de escritor. Su rea-
parición quedó marcada por la ambición y la capacidad inno-
vadora de sus nuevas novelas. Obtuvo, por primera vez en la
historia, dos Nebulas consecutivos con obras maestras tan
distintas e interesantes como «Hombre plus» (1976) o
«Pórtico» (1977) y, a partir de entonces, nuevos éxitos han
saludado la aparición de todas sus obras. En su segunda
etapa como autor, Pohl ha sabido obtener excepcional ren-
dimiento de su particular "secreto" para escribir: redactar
cuatro páginas cada día, sea cual fuere la circunstancia en
que se encuentre.
Gracias a esta curiosa "técnica", en los últimos
años es frecuente encontrar una producción abundantísima de
un Pohl maduro y con un profundo dominio del oficio, pre-
cisamente el oficio y la profesionalidad que caracteriza a
un autor capaz de abordar hoy dia prácticamente cualquier
registro de la ciencia ficción.
Tras haber sido presidente de la Asociación de Es-
critores de Ciencia Ficción de America entre 1974 y 1976,
Pohl ha cosechado desde entonces tres premios Hugo, dos
Nebula, dos Memorial John W. Campbell, el premio Apollo
Francés, el Edward E. Smith y el Premio del Libro Americano.
Todo un aval a esta segunda etapa de la brillante carrera de
uno de los mejores autores del género. El lector interesado
podrá hallar en las páginas finales de este libro algunos de
los títulos más destacados de la última década del Pohl es-
critor, la mayoría traducidos ya al castellano. Todos ellos
son libros dignos e interesantes que se leen con gusto y
satisfacción.
Pero, tal y como ha destacado claramente Don Chow en
el prestigioso e influyente fanzine LOCUS, «El mundo al fi-
nal del tiempo», la novela que hoy presentamos, es sin lugar
a dudas "el libro más ambicioso de Pohl desde la Saga de los
Heeche" que se iniciaba en el ya mítico «Pórtico».
En esta nueva novela, Pohl nos narra el discurrir
paralelo de dos formas de vida inteligente en la galaxia:
los seres humanos y una entidad de plasma que vive en el
seno de las estrellas. La peripecia vital de los protago-
nistas está regida por la simple y pura supervivencia y se
extiende a lo largo y ancho del universo y del tiempo. Vik-
tor, el humano que, en cierta forma, protagoniza la novela,
acompañará involuntariamente a Wan-To, la entidad de energía
que mora en las estrellas, en su deambular cronológico hasta
el final de los tiempos.
Debo reconocer que siempre he sentido una particular
fascinación por esos relatos de ciencia ficción en donde los
seres humanos llegan a superar las barreras del tiempo y el
destino del propio universo para llegar incluso a trascen-
derlo en su duración. La cosmología actual nos dice que,
como nosotros mismos, también este universo nacido del Big
Bang tendrá un final y, tal vez por ello, siempre me ha pa-
recido sorprendente esa voluntad de algunos autores de cien-
cia ficción para lograr que sus protagonistas humanos pueda
presenciar ese final. Relatos emblemáticos como «Stars,
Won't You Hide Me» de Ben Bova o «Viaje a la eternidad» de
Poul Anderson, se unen en mi memoria a novelas como «Tau
Zero» del mismo Anderson y, más recientemente, a esta de
Frederik Pohl que puede ser la definitiva en esta difícil
modalidad de la ciencia ficción.
Con un inevitable soporte en ideas científicas
(cosmología, relatividad, etc.), lo interesante de dichas
narraciones es la emotividad asociada a esa curiosa voluntad
de trascendencia que acaba situando a los seres humanos in-
cluso en presencia del final de los tiempos. Así le ocurre
al protagonista humano de «El mundo al final del tiempo»,
Viktor Sorricaine, quien gracias a la criogenia y a los
efectos relativistas llegará a ser testigo (parcial, es
cierto) del paso de las eras en la colonia humana de Nuevo
Hogar del Hombre. Un precario enclave humano en la galaxia
que acabará convirtiéndose, por efecto de Wan-To (el otro
protagonista de la novela), en ese reducto humano que tal
vez logre estar presente incluso al final de los tiempos.
Viktor asistirá esporádicamente a los cambios sociales y
tecnológicos que el tiempo determina en ese grupo humano re-
ducido y con serios problemas de supervivencia. Un grupo hu-
mano sometido al efecto de fuerzas de un terrible poder cuya
misma existencia desconoce.
Cabe hacer una advertencia importante. La novela se
inicia con un estilo de narración sencillo e ingenuo que
parece rescatado de los viejos tiempos de la ciencia ficción
de los años cuarenta. Para muchos lectores resultará extraño
que el Pohl de «Hombre plus» (1976) o «Pórtico» (1977) re-
curra a esos esquemas tan trillados. No hay miedo, la novela
abandona poco a poco ese tono didáctico y un tanto ingenuo
del principio y evoluciona pararela al crecimiento psi-
cológico de su protagonista humano.
Muchos comentaristas han notado este curioso cambio
en el estilo en que está escrita la novela y su decidida
evolución hacia un cierto vértigo cósmico de lo infinito que
puede asociarse fácilmente al de la mítica «Hacedor de es-
trellas» de Olaf Stapledon. Y todo ello, manteniendo también
un interés por los temas humanos y sociológicos que han ca-
racterizado siempre la obra de Pohl.
Aunque no sea un proceder habitual, LOCUS dedicaba,
en su número de julio de 1990, dos críticas distintas (y am-
bas francamente positivas) a El mundo al final del tiempo.
En una de ellas, Russell Letson escribía algo que resultará
evidente para el lector:
"[En el capítulo segundo] parece una novela para
adolescentes tontos del culo, completa incluso con esos tro-
zos educativos sobre lo lejos que un año-luz es en realidad,
y empecé a preguntarme si iba a convertirse de verdad en una
novela para adultos. [...]. Afortunadamente, a medida que
Viktor crece, también lo hace el estilo y, a partir del
capítulo sexto, ya no sentía ese codazo en mis costillas
cada parrafo o dos. De hecho, es un libro realmente para muy
adultos, una especie de «Hacedor de estrellas» en forma de
revoltillo, que incluye inteligencias estelares con el poder
para destruir galaxias enteras y seres humanos que empiezan
colonizando un sistema esletar vecino para acabar siendo la
única vida basada en la materia en un universo que se enfría
hasta los cero grados Kelvin."
La advertencia no está de más. No se dejen engañar
por el tono del principio del libro ni por las evidentes
pretensiones de divulgación científica que tienen algunos de
los primeros capítulos. Tampoco se dejen engañar por la in-
genuidad de los personajes humanos de los primeros capítu-
los. Tal y como dice Letson, la novela crece con su protago-
nista humano y se convierte en una especulación tanto sobre
la física del universo como sobre la sociologia, la política
y la economía. En mi opinión, la comparación con «Hacedor de
estrellas» de Stapledon resulta incompleta si no va también
unida al recuerdo de «La máquina del tiempo» de H.G. Wells y
sus Morlocks y Elois del futuro con lo que tienen de proyec-
ción al futuro de tendencias socio-polítcas del momento.
De hecho, la novela tiene como protagonista secun-
dario a toda la especie humana en su deambular a través de
los eones y del espacio infinito. La fuerza motriz es la
voluntad humana de pervivencia. Con ello se supera el sen-
tido mismo de la existencia y el vértigo cósmico remite para
centrarse también en la angustia de que pueda acabarse el
tiempo otorgado a un individuo sin llegar a conocer todo
aquello que su especie llegará un dia a saber.
Y todo ello en un envoltorio estilístico de fácil
lectura que permite una lectura sencilla, pero también una
doble lectura cargada de sentido y sugerencias. Precisamente
aquello que es lícito esperar de la buena ciencia ficción,
aunque no siempre surja con la facilidad y sencillez con que
lo logra Pohl en esta su novela más ambiciosa desde esa obra
maestra que es «Pórtico».
Miquel Barceló
FREDERIK POHL
=============
Frederik Pohl nació en Nueva York en 1919 y, pese a
una escasa formación académica, sus lecturas le han otorgado
una cultura enciclopédica que le ha valido en 1982 ser
elegido miembro de la Asociación Americana para el Progreso
de la Ciencia.
Su actividad en la ciencia ficción se inició como
aficionado fundador del mítico grupo Futurians junto a C.M.
Kornbluth, Damon Knight e Isaac Asimov entre otros. Fué edi-
tor de Astonishing Stories y Super Science Stories a los 19
años. Como agente literario tuvo a Asimov entre sus
clientes. Como editor de «Galaxy» y de «If» desde 1961 a
1969 revolucionó la ciencia ficción dando entrada a temas de
tipo político y sociológico por primera vez en el género,
como fruto de sus intereses progresistas. Obtuvo por ello
tres veces el premio Hugo.
Como autor colaboró con el prematuramente fallecido
Cyril M. Kornbluth en «Mercaderes del espacio» (1953), «Bús-
queda en el cielo» (1954), «El abogado gladiador» (1955), y
«La lucha contra las pirámides» ("Wolfbane" 1959, reciente-
mente reeditada en versión revisada por Pohl) entre otras.
También colaboró con Jack Williamson en varias trilogías
como «Undersea Quest» (1954), «Undersea Fleet» (1955) y
«Undersea City» (1958), y «The Starchild Trilogy: The Reefs
of Space» (1954), «Starchild» (1965) y «Rogue Star» (1969).
En esta misma época es autor en solitario de «Nave
de esclavos» (1957), «La marcha del borracho» (1960), «The
age of Pussyfoot» (1969) y varias antologías de relatos en-
tre las que cabe destacar «Corrientes alternas» (1956) que
incluye el relato «El tunel debajo del mundo» en el que se
hace patente su interés y preocupación por el mundo de la
publicidad en el que había trabajado profesionalmente.
Después de haber sido presidente de la Asociación de
Escritores de Ciencia Ficción de America entre 1974 y 1976
vuelve con renovadas fuerzas a la escritura, en la que
cosechará desde entonces tres premios Hugo, dos Nebula, dos
Memorial John W. Campbell, el premio Apollo Francés, el Ed-
ward E. Smith y el Premio del Libro Americano.
Sus libros más destacados en este último y fruc-
tífero periodo son: «Hombre plus» (1976, Premio Nebula), la
tetralogía de la saga de los Heechee: «Pórtico» (1977, que
obtuvo los premios Nebula, Hugo, Locus y el John W. Campbell
Memorial), «Tras el incierto horizonte» (1980), «El encuen-
tro» (1984) y «Los anales de los Heechees» (1987) que ha
tenido todavía continuación en «The Gateway Trip: Tales and
Vignettes of the Heechee» (1990).
También ha escrito en este periodo la continuación
de la famosísima «Mercaderes del espacio» en «La guerra de
los mercaderes» (1984), y otras novelas como «Jem» (1979),
«Fuego de estrellas» (1984), «Los años de la ciudad» (1984,
Premio Memorial John W. Campbell), «El dia de la estrella
negra» (1985), «Terror» (1986), «La llegada de los gatos
cuánticos» (1986), «Tchernobil» (1987), «El dia que llegaron
los marcianos» (1988), «Narabedla Ltd.» (1989), «Homegoing»
(1989) y «El mundo al final del tiempo» (1990). De nuevo en
colaboración con Jack Williamson, ha escrito también «El fi-
nal de la Tierra» (1988) y «The Singers of Time» (1991),
esta última dedicada a Stephen Hawking.
Sus relatos han proliferado en las revistas del
género y cabe destacar su reciente antología «PohlStars»
(1984) con la novela corta inédita «The Sweet, Sad Queen of
The Grazing Isles». Posteriormente, el relato «Fermi y
Frost» (1985) le ha merecido el premio Hugo de 1986. Otras
antologías no tan recientes han sido: «Day Million» (1970),
«The Gold at the Starbow's End» (1972 que incluye la novela
corta del mismo título, premio Locus de aquel año), «The
Best of Frederik Pohl» (1975 editado por Lester del Rey),
«In the Problem Pit» (1976) y «Critical Mass» (1977) que
recoge relatos escritos junto a C.M. Kornbluth. También ha
obtenido el premio Hugo por la publicación del relato «La
Reunión» (1973) escrito en curiosa colaboración póstuma con
su amigo Kornbluth fallecido en 1958.
También ha publicado una interesantísima auto-
biografía con el título «The Way the Future Was: A Memoir»
(1978) en la describe, desde dentro, los primeros cincuenta
años de la ciencia ficción.
Con «Our Angry Earth» (1991), escrita conjuntamente
con el fallecido Isaac Asimov, los dos veteranos autores de
ciencia ficción lanzan una seria advertencia sobre los peli-
gros que acechan el futuro ecológico de nuestro planeta.
Desgraciadamente para Pohl (y para la ciencia ficción) ha
sido el último libro publicado en vida por su amigo y colega
Isaac Asimov.