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Valdeorras
La Denominación Valdeorras se sitúa en el mismo límite de Galicia, ya donde las montañas dan paso al Bierzo leonés, comarca con la que comparte ciertos rasgos, como sus principales variedades de uva: la tinta mencía y, sobre todo, la blanca godello, que aquí consigue una calidad y expresividad únicas.
Producen los caldos de Galicia con un estilo más castellano. Menos frescos, florales y leves que sus hermanos de Rías Baixas o Ribeiro, los blancos y tintos de la zona de Valdeorras son más voluminosos, frutales y potentes.
La DO existe desde 1957. Las variedades autóctonas eran entonces minoritarias y no es hasta los años ochenta, cuando se pone en marcha el plan Revival de reestructuración del viñedo de Valdeorras –que permite recuperar la antigua variedad godello a partir de sólo unos cientos de plantas supervivientes–, que comienza la historia moderna y el verdadero despegue de la comarca.
Todos los mejores blancos de la zona se basan hoy en esta uva, con o sin fermentación en barricas de roble. Existe también algún interesante experimento de blanco hecho con la casta autóctona tinta merenzao. En cuanto a los tintos, la presencia de la mencía es una garantía de estilo y calidad.
Los vinos más populares de la comarca están elaborados por cooperativas y pueden tener un nivel interesante, según las añadas. Entre las bodegas privadas cabe citar como marcas destacables, entre otras, los blancos de Senén Guitián, los de Joaquín Rebolledo (especialmente sus tintos) y el Godeval.
 
En el límite oriental de Galicia con León, la variedad local godello da lugar a los blancos galaicos más potentes y elegantes, favoritos de la nueva restauración, sobre los que está construyendo su fama esta denominación emergente.
Situación geográfica y extensión: 1.300 hectáreas en la provincia de Orense en la proximidad de Castilla y León.
Algunos términos municipales incluidos: O Barco, Sobradelo, Petín y A Rúa.
Consejo Regulador: Ctra. Nacional 120, Km 430. 32340 Villamartín (Orense).
Variedades de uva: Blancas: jerez, doña branca y godello. Tintas: mencía, merenzao, grao negro y garnacha.
¿A QUÉ SABE UN VALDEORRAS?
Los varietales de godello son unos gallegos atípicos, pues ofrecen más fuerza y carnosidad que aroma y delicadeza. Por decirlo de alguna forma, serían vinos más semejantes a un buen verdejo de Rueda que a un albariño de Rías Baixas. Su carácter aromático evoca la vegetación de la zona –musgo, helecho, prado húmedo– por encima de los rasgos frutales, parecidos a manzana y membrillo. En boca, los mejores godellos son vinos llenos, amplios de sabor, frescos y corpulentos, con un final levemente amargoso y vegetal que prolonga el trago. Dada su estructura y como los mejores varietales autóctonos gallegos, no son vinos del año sino que aguantan bien en botella y se pueden ennoblecer durante dos o tres.
Los tintos de mencía resultan más ligeros y aterciopelados. Son vinos de estructura delicada, frescos de boca y aroma, con marcados recuerdos frutales a cereza y frambuesa, que se beben en un plazo semejante a los blancos y que, con un par de años en botella, desarrollan notas de cuero.
MARIDAJE
Por su densidad y complejidad aromática, los blancos de godello funcionan bien con escabeches, tartar o carpaccio de pescados azules, pasta marinera, cocina de fusión asiática, pescados a la sal... Cuando están fermentados en barrica, los tostados y vainillas de la crianza complementan bien el sabor de la parrilla o la untuosidad de una salsa: pescados a la brasa, al horno o en salsa, risotto con frutti di mare, carnes blancas, aves asadas y quesos de tetilla o de cabra no muy curados.
Con los tintos de mencía, aplíquense las mismas reglas de maridaje que para los de Ribeiro o Ribeira Sacra: pulpo a feira, pote gallego, empanada de lamprea, ternera con cachelos o algún queso sabroso tipo San Simón o Arzúa.