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Bierzo
El Bierzo es una comarca de gran belleza natural, enclavada en valles entre montañas. Aunque es la denominación más al norte de Castilla y León, la que marca la transición a Galicia y el Cantábrico, tiene una climatología más benigna, más templada y luminosa, que otras comarcas castellanas de rasgos más mesetarios. Cuenta con unas variedades de uva con mucha personalidad y que, como en el caso de la godello y la mencía, entroncan directamente con las denominaciones gallegas aunque en el microclima berciano producen unos vinos diferentes, más cálidos y maduros.
La viña fue introducida aquí por los romanos al principio de la era cristiana, cuando la comarca se llamaba Bergidum y era una de las más destacadas del imperio, ya que en ella se enclavaban las minas de oro de las Médulas. En la actualidad es una de las denominaciones con más novedades en el panorama nacional, y una de las que generan mayores esperanzas. Los tintos de mencía, muy especialmente, están viviendo su peculiar revolución enológica. Es una variedad de uva con mucha personalidad que supone el 65% del viñedo local. Sus resultados se asemejan más a los de castas internacionales como el cabernet franc o el merlot que al tempranillo, el estándar de los tintos españoles. Por ello son unos vinos que gustan mucho a los buscadores de sensaciones nuevas.
El despegue enológico del Bierzo se está produciendo en estos últimos años. Su mejor cliente hasta ahora había sido el mercado gallego, fiel comprador de vinos a granel, si bien hoy resulta fácil encontrar vinos bercianos en cualquier punto de nuestra geografía, y con una calidad creciente. La entrada de bodegueros arriesgados de otras regiones, como la familia Palacios Remondo de La Rioja y el Priorat, está suponiendo un acicate para los enólogos de la región. Entre las marcas interesantes y destacadas cabe incluir el ya cotizado Corullón, pero también Tilenus y Dominio de Tares, de precio más razonable. También hay que citar los buenos resultados que suele obtener año tras año el Prada a Tope, tinto joven elaborado por maceración carbónica de Manolo Prada, un personaje imprescindible, discutido y carismático que tiene mucho que ver con el despegue comercial del Bierzo, allá por los primeros años ochenta. La efervescencia vinícola que parece haber despertado en la comarca con el cambio de milenio seguramente hará que pronto haya que citar muchos más ejemplos.
 
Los tintos más atlánticos y delicados de Castilla y León viven su despertar gracias a un puñado de jóvenes bodegueros que están reivindicando la mencía como una uva tinta de alto nivel muy apta para la cocina moderna.
Situación geográfica y extensión: 3.700 hectáreas en la provincia de León, prácticamente en las lindes de Galicia.
Algunos términos municipales incluidos: Cacabelos, Villafranca del Bierzo, Ponferrada, Bembibre.
Consejo Regulador: Los Morales, 1, 2º. 24540 Cacabelos (León). Fundado en 1991.
Página Web: www.crdo-bierzo.es
Variedades de uva: Blancas: godello, doña blanca, palomino, malvasía. Tintas: mencía y garnacha tintorera.
¿A QUÉ SABE UN BIERZO?
Los rosados y tintos bercianos vienen marcados por el carácter de la variedad mencía. Los más sencillos son frutales y ligeros, con recuerdos herbáceos y otros a frambuesa y mora, una boca delicada sin aspereza y un carácter suave y amable. Los mejores tintos del Bierzo poseen también estas cualidades de elegancia y delicadeza, pero presentan un aroma más complejo, en el que la crianza en roble y botella aporta rasgos de cuero y especias, notas vegetales finas, semejantes al eucalipto y el laurel, y recuerdos minerales. Su boca nunca será dura ni áspera, sino sabrosa, aterciopelada y esbelta.
MARIDAJE
Salvando los blancos de godello, que aún tienen mucho por andar para acercarse a los de Valdeorras y que resultan unos vinos aptos para el chateo y los pescados azules, el clásico maridaje de los tintos bercianos fue siempre el contundente botillo, la cecina de vaca o los reputados pimientos rojos locales asados en horno de leña. Con los nuevos caldos de diseño surgidos recientemente, el abanico se abre hasta territorios gastronómicos insospechados: lentejas con faisán, cocina creativa o exótica (marroquí, hindú), caza menor, pato laqueado estilo chino, buey del cercano valle del Esla o quesos variados (sobre todo de pasta blanda: torta del Casar, tetilla artesano, Reblochon…).