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Rueda
Rueda fue la primera denominación de origen de Castilla y León y hoy se sitúa, junto a la Ribera del Duero, en cabeza de las más exitosas. La variedad de uva más destacada es la blanca autóctona verdejo, con la que –hasta los años setenta– se elaboraban unos generosos de estilo semejante a los andaluces, hoy casi desaparecidos. A partir de esta fecha comienza el vertiginoso ascenso de los actuales blancos frutales de la comarca. La región de producción se asienta en un altiplano de climatología continental y sobre suelos cascajosos que favorecen la maduración y calidad de las vendimias. Las condiciones de viticultura resultan extremas para las vides y ponen a prueba su nobleza.
La originalidad de Rueda consiste en ser una zona tradicionalmente productora de blancos en una región y en un país claramente volcados hacia el tinto. Existen varias tipologías, entre las que cabe citar el rueda verdejo y el sauvignon –varietales elaborados con estas castas– y el Rueda básico que se produce con un mínimo del 50% de verdejo. También sobrevive como tipo diferenciado el generoso tradicional, conocido como Dorado Rueda, y un espumoso que goza de su propia contraetiqueta. Los tipos tinto y rosado han sido recientemente incluidos en el reglamento y antes fueron conocidos como vinos de la tierra de Medina.
El “descubrimiento” de la región vinícola figura en el haber de la bodega riojana Herederos del Marqués de Riscal, que estaba buscando unas variedades y terruños ideales para producir el blanco que en Rioja no veían claro. Hoy hay un buen número de bodegas y marcas, entre las que cabe destacar, además de los de la firma mencionada, Mantel Blanco, Viña Mocén, Castelo de Medina, Palacio de Bornos, Belondrade y Lurton, Villa Narcisa, Viña Cantosan, Palacio de Menade, José Pariente, Sanz, Finca la Colina y algunas más que se quedan en el tintero y cuyo número crece cada año.
 
La denominación de blancos más famosa de Castilla ahora también ampara tintos y rosados, aunque la uva verdejo sigue siendo la reina indiscutible.
Situación geográfica y extensión: 6.800 hectáreas, principalmente en la provincia de Valladolid, pero también con algún municipio incluido en las de Ávila y Segovia.
Algunos términos municipales incluidos: Tordesillas, Alaejos, Medina del Campo, La Seca, Olmedo y Rueda.
Consejo Regulador: Real, 8. 47490 Rueda (Valladolid).
Página Web: www.dorueda.com
Variedades de uva: Blancas: verdejo, sauvignon blanc, viura y palomino fino. Tintas: tempranillo, cabernet sauvignon, merlot y garnacha.
¿A QUÉ SABEN LOS VINOS DE RUEDA?
Los blancos de variedad verdejo son los más típicos y expresivos. Tienen una boca poderosa, con cuerpo y potencia de sabor, y una gama aromática en la que se puede encontrar desde fruta verde (pera) hasta frutas más maduras (melocotón, mango) pero siempre con la impronta de una frescura vegetal característica. Se dice de los mejores verdejos que huelen a campo bajo el rocío y a heno mojado. Algunos de ellos fermentan y se crían en barricas de roble, con lo que consiguen una mayor complejidad, sutileza y capacidad de resistir el paso del tiempo.
Los blancos de sauvignon son más ligeros, frescos, amables y aromáticos. Su nariz viene marcada por los frutos exóticos como la chirimoya, el maracuyá y la piña.
Los Rueda sencillos combinan estas sensaciones en diferente proporción, y tienen una ligereza y viveza propias que les proporciona la variedad viura.
Rosados y tintos complementan esta gama aunque no suelen alcanzar la categoría de los blancos de la zona.
MARIDAJE
Los clásicos verdejos jóvenes, por su aroma frutal, regusto herbáceo y suavemente amargoso, son el acompañamiento perfecto de escabeches, crustáceos a la plancha, frituras andaluzas, pescados blancos a la sal, arroces marineros y platos de pasta con frutti di mare. Los monovarietales de sauvignon blanc, tan perfumados, resultan idóneos con ensaladas exóticas con mariscos y frutas, cremas frías, moluscos al natural, pescados crudos (sushi y sashimi), marinados o en tartar, pescados blancos al horno aromatizados con eneldo o hinojo… Los fermentados en barrica, por su parte, combinarán bien sus tonos avainillados con verduras a la parrilla o al wok, fiambres de ave, platos orientales de pasta con mariscos, dim sun y rollitos chinos, pescados azules, carnes blancas frías o quesos tiernos con fuerte sabor y buena acidez, como el pasiego o el quesuco de Potes.
Los tintos, por el momento, resultan todavía una promesa y, por su agradable sencillez y cierta ligereza (si se comparan con sus vecinos vallisoletanos), irán bien con la mayoría de los platos que se le pueden aplicar a un ribera joven.