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Toro
Toro ha tenido fama en distintas etapas de su historia por el cuerpo, color y fuerza de sus vinos. Hoy ha vuelto al primer plano de la actualidad por su capacidad añadida para producir tintos con fruta, personalidad, redondez y finura. Los bodegueros de Toro empezaron a buscar elegancia –y no sólo cuerpo, grado y color– hace ya dos décadas, pero en los últimos años se les han sumado algunos de los grandes nombres y marcas del vino español (Vega Sicilia, Mauro, Marcos Eguren de Sierra Cantabria, Alejandro Pesquera Fernández), llegados aquí en pos de un nuevo Eldorado vinícola.
El clima de la zona es continental, árido y extremado, y fuerza a las plantas de la variedad local mayoritaria, tinta de Toro –pariente cercana de la tempranillo–, a dar lo mejor de sí. Más de dos tercios de los Toro son tintos monovarietales, por lo que esta casta de uva ocupa más de un 80% de la superficie vinícola total. Una gran parte del viñedo tiene una edad más que razonable, que favorece la concentración y fuerza de estos tintos, pero también su expresividad.
Lo mejor de la producción de la denominación son los varietales de tinta de Toro con diferentes periodos de estancia en barrica. También hay tintos jóvenes muy competitivos, así como rosados en cuya composición interviene testimonialmente la garnacha. Por su parte, los blancos, de mucha menor entidad, proceden de dos variedades tan nobles como la malvasía y la verdejo, que les confieren fuerza y cierta originalidad.
Entre las marcas más destacadas cabe citar Thermantia, Numanthia, Gran Colegiata, primero de Fariña, Amant, San Román, Dehesa Gago, El Albar y Estancia Piedra.
 
Tras el éxito comercial del Ribera del Duero y alentados por la buena acogida en el mercado nacional e internacional de los poderosos vinos del Priorat, muchos bodegueros castellanos y de otras zonas vinieron a fijarse en esta clásica comarca zamorana como nueva tierra de promisión para los tintos modernos y potentes. Los resultados están a la altura de las espectativas.
Situación geográfica y extensión: 4.600 hectáreas al sudoeste de la provincia de Zamora y algunos municipios colindantes de la de Valladolid.
Algunos términos municipales incluidos: Toro, Morales y Villafranca del Duero.
Consejo Regulador: C/ de la Concepción, 3. Palacio Condes Requeña. 49800 Toro (Zamora).
Página Web: www.losvinosdetoro.com
Variedades de uva: Blancas: verdejo y malvasía. Tintas: tinta de Toro y garnacha.
¿A QUÉ SABEN LOS VINOS DE TORO?
La variedad tinta de Toro les confiere una gran estructura, calidez y concentración de color y sabor. Son extremadamente frutales, carnosos y tánicos, pero la buena maduración de las uvas limita su aspereza y equilibra su boca con sensaciones amables. Sus aromas pueden evocar las confituras negras de frutos del bosque, como arándanos y moras, pero también la ciruela seca y los bombones de frutas en licor. En los tintos más complejos, aparecen notas minerales propias del terruño. Se puede definir su sensación en boca como una mezcla de poder, fruta marcada y suavidad.
MARIDAJE
Tratándose de los tintos más robustos, fornidos y masculinos de Castilla y León, con un grado alcohólico notable compensado por oleadas de frutas negras, conviene emparejarles siempre con recetas que estén a la altura.
Así, los vinos más sencillos (por lo general, jóvenes o de semicrianza), acompañan bien un cocido maragato, patatas con costillas, lentejas estofadas, judías con faisán, lengua, codillo o costillar al horno.
Mientras que los de alta gama, mucho más potentes, precisan callos, manitas, carrillera, civet de liebre, lamprea en salsa de vino, mollejas a la parrilla, risotto de setas con caza, asados de jabalí y venado o algún queso de pasta dura muy curado.