Galicia produce una buena parte de los mejores vinos blancos de España, los albariños, procedentes de la comarca vinícola de las Rías Baixas. Vinos luminosos, de reflejos verdes o dorados, de fino aroma y paladar fresco. Otro pilar hay que buscarlo en las propias virtudes de la variedad, emparentada con la Riesling centroeuropea que introdujeron los monjes de Cluny en la Edad Media. Asimismo, hay que destacar por su calidad los vinos de la variedad Godello de la comarca de Valdeorras, blancos finos y delicados, y los de las variedades tintas Mencía y Merenzao o María Ordoña, con las que se elaboran tintos jóvenes con aromas de zarzamora, ciruela y regaliz. No hay que olvidar la zona del Ribeiro, con variedades como Treixadura, Loureiro, Lado y Torrontés (en blancos) y Caíño y Brancellao (en tintos).